Álvaro Uribe no aspirará a la Gobernación de Antioquia, ¿qué posición tomará entonces?

Álvaro Uribe no aspirará a la Gobernación de Antioquia, ¿qué posición tomará entonces? Aunque hay quienes quieren promoverlo para el cargo, el exmandatario dice que mejor apoyará liderazgos e ideas.

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El expresidente Álvaro Uribe Vélez descartó este martes cualquier intención de aspirar a la Gobernación de Antioquia, a pesar de que hay quienes quieren promoverlo para el cargo, que ya ocupó entre 1995 y 1998.

Según el equipo de prensa del exmandatario y exsenador, Uribe “solamente quiere ayudar en la promoción de líderes y de tesis que considera útiles para Colombia”.

El mandatario respondió así a una publicación según de EL COLOMBIANO en la cual se plantean los nombres de los políticos que aspirarían a gobernar al departamento, e incluso a Medellín, a partir de 2024, a sabiendas de que los actuales mandatarios terminan sus periodos el 31 de diciembre de 2023.

A Uribe quieren promoverlo seguidores de su liderazgo e ideas para aprovechar el potencial electoral que aún tiene en el departamento, pero hay que tener en cuenta que el expresidente se encuentra inmerso en un proceso ante la Fiscalía por presunta manipulación de testigos el cual aún no se ha resuelto.

En la carpeta, además de Uribe, también suenan para la Gobernación el excalcalde de Medellín y excandidato presidencial Federico Gutiérrez (obtuvo 1’385.565 votos en la primera vuelta presidencial), el Seres de Seguridad Humana de la Gobernación, Luis Fernando Suárez, quien estuvo varios meses y en varias oportunidades como gobernador encargado ante la ausencia del titular Aníbal Gaviria por su proceso en la Fiscalía o por viajes o vacaciones; el exalcalde de Rionegro Andrés Julián Rendón; y el expresidente del Congreso Juan Diego Gómez.

Por su parte, para la alcaldía se tejen, entre muchos más, los nombres de Juan David Valderrama, Esteban Restrepo, Andrés Tobón y Simón Molina.

Aún faltan nueve meses para que quienes tengan aspiraciones se inscriban y, como se dice popularmente, en política nada es descartable y nada es definitivo.