Los Campesinos aún no están en finca Támesis en montería, pero planean proyectos productivos
- luis2012198726
- 1 feb 2023
- 6 Min. de lectura
EL PERIODICO EL COLOMBIANO visitó la hacienda Támesis y dialogó con las víctimas a quienes el Gobierno entregó sus “derechos de uso”; aún no están en el predio. La SAE asegura que se los entregarán en arriendo con condiciones favorables.

El 29 de octubre de 2022 el presidente Gustavo Petro arribó a la hacienda Támesis, en Montería, una de las más lujosas propiedades de los hermanos Castaño, jefes de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), y desde allí anunció que este bien quedaría a disposición inmediata de 50 familias que pertenecen a organizaciones de víctimas del conflicto armado, que se encargarían de desarrollar proyectos agrícolas.
En el rimbombante evento que desplegó en esta hacienda ubicada a tan solo 11 kilómetros del centro de la capital cordobesa, el mandatario aseguró que esas 50 familias tendrían a su disposición 591 hectáreas avaluadas en 8.503 millones de pesos para poner en marcha proyectos productivos comunitarios, pero detrás de la entrega hubo una serie de críticas porque los días pasaban y los beneficiarios no hacían uso de estas tierras.
Y es que tras poco más de dos meses de este anuncio de Petro, desde el Congreso el representante a la Cámara, Hernán Cadavid, denunció que la hacienda Támesis “nunca se entregó” y cuestionó que no estaba claro quiénes la recibirían. En contraste, el Presidente señaló que la denuncia era “totalmente falsa” y defendió que los beneficiarios sí la recibieron la propiedad.
En medio de este tire y afloje, EL PERIODICO EL COLOMBIANO visitó la lujosa propiedad para ver de cerca sus condiciones y conoció que tanto Petro como Cadavid tenían razón desde su punto de vista, ya que aunque se anunció la entrega del uso, como señaló el Presidente, tres meses después del anuncio, los campesinos no habían empezado a sembrar allí, lo que se traduce en que al final era un anuncio en el papel.
Propiedad en abandono
A tan solo 20 minutos por carretera de la zona urbana de Montería se encuentra la lujosa hacienda desde donde los jefes paramilitares en su momento planearon y ejecutaron diversos vejámenes en el marco del conflicto armado, y que hoy representa una esperanza de reparación para quienes fueron sus víctimas: decenas de familias que tuvieron que desplazarse forzosamente de sus territorios.
Algunos podrían imaginarse que para entrar a la hacienda Támesis se tiene que atravesar por un opulento portón que refleje la riqueza de quienes fueron sus dueños, pero la realidad es otra. En contraste, el ingreso a la propiedad es sencillo y dista de cualquier lujo, ya que en la entrada se ubica un pequeño aviso con el nombre de cabecera del bien, patrocinado por una marca de herbicida y con imágenes de cabezas de ganado.
Al ingresar se pueden observar los vestigios de uno de los antiguos centros de operaciones de los paramilitares, y se evidencia el olvido y el paso del tiempo, ya que la casa que en su momento funcionó como portería, ubicada en la entrada principal del predio, está en completo abandono y en uno de sus muros sobresale un aviso de dos metros de ancho por dos de largo que advierte sobre la prohibición de ingresar sin autorización.

Más allá de la advertencia, en la zona de ingreso no se evidencia vigilancia alguna ni presencia de comunidades campesinas; pero la situación cambió en la casa principal de la hacienda, donde permanecen tres guardias de seguridad privada las 24 horas del día, de los nueve encargados por el Fondo para la Reparación de Víctimas de hacerle rondas a la propiedad, y quienes aseguraron que allí predomina un silencio abrumador, toda vez que no ha empezado a construirse el proyecto productivo que anunció el Presidente.
Este diario pudo comprobar que los tres vigías son los únicos que permanecen todo el día en el predio en compañía de carabineros de la Policía para evitar cualquier intento de invasión y de saqueo de la estructura principal, en donde han estado reuniéndose en los últimos tres meses los líderes de las familias de víctimas que esperan vivir y administrar las 591 hectáreas.
¿Y las víctimas? A pesar de que el Presidente defendió que quienes se beneficiarán de estos predios ya están allí, el único acercamiento a la propiedad ha sido para tratar el proceso de formación y consolidación del proyecto productivo que piensan poner en marcha, por lo que la asociaciones de víctimas se han acercado a este lugar solo para realizar talleres, pero no han empezado a hacer uso de los terrenos.

Las respuestas a los interrogantes de este proceso se encontraron a tan solo metros de distancia de la lujosa propiedad de los paras que permanece vacía, pues este diario tuvo acceso al humedal Berlín, vecino de la hacienda Támesis, en el que está el asentamiento donde se encuentran las familias que se verán beneficiadas de la entrega de este bien en Montería.
Víctimas se aferran a promesas
En la zona circundante del humedal Berlín se empezó a formar un asentamiento de desplazados en 1991, según lo reseña Nelson Nieves, copresidente de la Asociación Municipal de Usuarios Campesinos de Montería (Amuc).
Nieves cuenta que ese territorio natural se convirtió, con el paso de los años, en un lugar de concentración de quienes huían de la violencia y encontraron allí un terreno fértil para subsistir a través de la siembra de productos como arroz, frijol, plátano, sandía, entre otros.
“En este humedal estamos asentadas las cuatro asociaciones de víctimas que nos beneficiamos de la entrega de la hacienda Támesis. Nosotros como asociaciones reafirmamos que el Gobierno sí hizo entrega de las tierras, pero esta entrega se refiere a la facilitación de los derechos de uso de la tierra”, explicó el líder campesino, quien agregó que estos derechos les permitirán construir allí un proyecto productivo conjunto.
Por su parte, Nelson Vilora, quien hace parte de la Asociación Agraria campesina del Atlántico, agregó que después del anuncio de entrega del Presidente, en octubre de 2022, la tarea que han emprendido las asociaciones de víctimas ha sido la de construir las bases del proyecto productivo que esperan emprender desde febrero.
“Estamos trabajando de la mano de entidades como el Instituto Colombiano Agropecuario, la Sociedad del Activos Especiales, el Fondo para la Reparación de Víctimas y hay disposición de la Universidad de Córdoba para la orientación técnica. No hemos empezado a trabajar la tierra porque lo primero que se tuvo que hacer fue un estudio de suelos para definir cuáles terrenos son productivos y qué tipo de productivos se pueden sembrar”, explicó Vilora.
En esa línea, estos líderes de víctimas aclararon que las 50 familias que se verán beneficiadas de la hacienda Támesis no fueron escogidas “a dedo”, sino que lo harán gracias a que emprendieron un proceso formal de solicitud de reparación a través de la entrega de tierras que empezaron en 2018 cuando tocaron las puertas de la Unidad de Restitución de Tierras.

“Nosotros empezamos este proceso de forma legal. Estamos en una zona de asentamiento porque la violencia nos obligó a dejar nuestros hogares, pero tenemos plena disposición de hacer parte de este proceso de entrega del uso de las tierras que nos permitirá emprender nuestro proyecto productivo”, apuntó Nieves, quien aclaró que todavía no hay certeza de la fecha de entrega de las escrituras porque el predio que era de los Castaño está en proceso de extinción de dominio.
Entre tanto, Vilora aclaró que con el trabajo coordinado de las organizaciones de víctimas se logró definir una lista de las 50 familias que recibirán los terrenos y explicó que la principal condición era que cada familia estuviera acreditada como víctima y tuviera vocación agrícola. “Solo así vamos a garantizar la producción de los policultivos que esperamos llevar al mercado con una marca propia porque la idea es vender productos con el sello Támesis”, dijo.
Entre esos planes, además, se destaca la idea de tener un espacio con cabezas de ganado con las que los campesinos esperan no solo recoger leche, sino implementar valor agregado para llevarle al comprador final productos como quesos y suero. Todos estos planes están en este momento en el papel, ya que su ejecución dependerá de la puesta en marcha del proyecto productivo, sujeto al acompañamiento de las entidades estatales y, en esa vía, a la legalización de los predios.
La hacienda será arrendada
Desde la Sociedad de Activos Especiales se informó a este diario que se acordó con las familias beneficiadas que el mecanismo mediante el cual se les facilitará inicialmente la hacienda será con un proceso de arrendamiento para fines productivos, lo que se traduce en que el predio no fue titulado, pero sí tendrá proyectos de producción agrícola y protección del humedal.
Al respecto, el director de la entidad, Daniel Rojas Medellín (ver Protagonista) señaló que el arriendo deberán pagarlo las organizaciones de víctimas, pero aclaró que será bajo “condiciones favorables” para que estas no se vea afectada en su producción.
Los líderes de las 50 familias beneficiadas aseguraron que se aferran a la promesa del Gobierno y esperan que haya voluntad jurídica y política para que en los próximos años puedan tener escriturada una hectárea por familia, y tener allí sus cultivos de pancoger para su subsistencia y seguridad alimentaria y, de esta forma, recibir una recompensa por el agravio que les dejó la guerra en sus territorio.
CORTESIA DE www.elcolombiano.com
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