A pasado Cartagena Shore la verdad sobre el reality que nunca vio la luz ni es sol
- luis2012198726
- 4 dic 2022
- 4 Min. de lectura

Una locura adolescente termina mal. Dos jóvenes en Cartagena publican un post sobre una fiesta que se hace viral y se confunde con el famoso reality de Mtv.
¿A quién no le gustaría un poco de fama y popularidad a los 17 años? Cuando esa oportunidad podía llegar a nuestras manos para volver a conquistar a la chica de tus sueños, hacemos cualquier cosa para conseguirlo.
Les contaré mi historia de hace 5 años, cuando estaba enamorado de Camila, la chica que me dejó porque yo nunca sería famoso como ella quería.
En una tarde con amigos, Camila rompió mi corazón al decirme: “Ya no quiero nada contigo, eres un nene de iglesia, quiero salir con alguien que sí tenga mundo”, y las ganas de mandarla al carajo y llenarme de orgullo no me faltaban. No tenía que cambiar por ella, sino mirar otros horizontes; pero, como típico adolescente, fui en reversa e hice todo lo contrario.
Empezaron las salidas y las rumbas por días enteros. Las fiestas se volvieron mi pasión. Mi nuevo amor era el mundo audiovisual y junto a un amigo, con la misma adrenalina que tenía en ese entonces, acordamos hacer un evento masivo llamado ‘Cartagena Shore’. Sí, como el famoso reality del canal MTV.
Sin pensarlo dos veces, metimos en una licuadora nuestros talentos: mi don en el diseño gráfico y los dotes de “relacionista” de mi amigo Sebastián Acosta para influir en los demás. Creamos un logo sobre lo que sería la fiesta del año, pero se nos fue la mano al quedar idéntico al del famoso reality internacional.
Sin medir la magnitud de los hechos y en pleno 2017, donde el internet no tenía las mismas reglas de ahora, Sebastián y yo publicamos el post que decía “Cartagena Shore llegó, ¿te animas a participar?”.

Al día siguiente me levanté sintiéndome como el perdedor que siempre había sido; no obstante, para mi sorpresa, abrí el chat de WhatsApp y la etiqueta de ‘loser’ ya se había ido: ¡me volví famoso!
Casi todos mis amigos me escribían: “Estás en las noticias, ¿eres tú el del reality?”, y yo, ignorando la situación, preguntaba “¿Qué reality?”. Fue luego cuando me enteré de que mi publicación se había hecho viral en Facebook y, por el furor que había causado ‘Acapulco Shore’ en el mundo, todos pensaban que nuestro evento era una convocatoria para participar en una versión caribe del reality de MTV.
Mentir o morir en el anonimato
Llamé a mi amigo Sebastián para remediar el impacto de aquella broma. La publicación había alcanzado millones de reacciones y nuestras cuentas de Facebook estaban colapsadas de solicitudes de amistad y mensajes de personas diciendo: “Escójanme, yo quiero estar en ‘Cartagena Shore’”.
La peor pesadilla comenzó cuando los medios de comunicación nos contactaron: diarios locales, luego la prensa nacional como Caracol, RCN y Blu Radio. Hasta recibí la llamada de un diario en Miami.
¿Se imaginan la decepción que causaríamos en decenas de adolescentes hambrientos de fama? Y no era para menos, los ilusionamos con mensajes como: “Somos productores audiovisuales de Cartagena, tenemos todo listo para este proyecto, hasta la casa donde vamos a grabar y el casting será en un mes”, les respondíamos Sebastián y yo, con la certeza de que no éramos ningunos productores y mucho menos teníamos casa donde grabar.

Fue así como los medios publicaban en sus titulares: “Ya hay fecha para el casting del nuevo reality de MTV en Cartagena”. Cada publicación nos hacía más famosos. Me sentía tan grande que me negaba acabar con esa mentira. Me pedían fotos en la calle, gente que me ignoraba en el colegio empezó a saludarme, especialmente para pedirme trabajo. Teníamos invitaciones a fiestas por doquier, estábamos en la cima de la popularidad.
Lo mejor fue cuando Camila volvió humillada y arrepentida escribiéndome en WhatsApp: “¿Podemos hablar?”. Sentía un fresco mientras reía y me daba el lujo de dejarla en visto. Camila se convirtió en lo más parecido a una pastilla efervescente, disolviéndose y desapareciendo en mi vaso lleno de fama. No duró para siempre MTV se enteró de la farsa que creamos mi amigo y yo. Un día recibí una llamada desde Texas (EE. UU.) con el siguiente mensaje: “Te llamamos del departamento legal de MTV. Los vamos a denunciar por plagio. Tienen un día para retractarse de todo lo que le dijeron a los medios”.
Colgué. Asustado llamé a Sebastián, quien ese día no contestó. Lo último que supe de él fue cuando vi unas publicaciones donde aparecía en yate junto a unos extranjeros.
¡Le había sacado provecho a su popularidad! Más tarde me envió un audio: “Amigo, estoy sin señal, hablamos después”. Así que tuve que enfrentarme a la furia de mi mamá ante mi inmadurez. A ella le tocó buscar abogados para que me defendieran y, al conocer el caso, terminaban muertos de risa por el lío estúpido en el que me había metido a mis 17 años.

Luego de tantas asesorías, llamé a MTV para retractarme y contarles la patética verdad: que yo no era un productor reconocido.
Entre lágrimas les rogué que no me metieran preso. Ellos, conmovidos, dijeron que estaba muy joven para meterme en un lío así. Nunca más me contactaron y hoy les respondo a los que aún se preguntan qué pasó con el reality. Espero mueran de risa al saber que fue una locura adolescente. Actualmente escribo para mi entorno, sin esperar validación o hacerme viral. Siento que siendo quien soy puedo hacer más por el mundo que lo que pude lograr siendo un famoso y desenfrenado adolescente.
TOMADO DE www.eluniversal.com.co
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